Seguramente a Rodolfo Bulacio no le hubieran interesado tantos homenajes o declaraciones de interés oficiales por sus obras, desde las cuales miraba con aguda crítica e ironía a instituciones como el matrimonio o algunos símbolos patrios.

En su momento, excepto en el ambiente artístico, despertaba rechazo, lo que en la actualidad se transformó en gran respeto y cariño.

Por su desenfado, su decidida personalidad antisistema, sus margaritas y por la exaltación del kitsch, el género del “mal gusto”, el cine de Pedro Almodóvar así como los boleros de época y el melodrama.

En 2017 su familia creó la Fundación Las Margaritas y el jueves, de la mano de la diputada Teresita Villavicencio, se presentará la declaración de interés nacional de la Cámara de Diputados de la Nación.

Como lo entendía el artista, no podía haber celebración sin performance: el jueves desde las 20.30 en Monteros (en 9 de Julio 245), se pondrá en escena “Yo soy aquél”, un varieté de acciones.

Rodolfo Bulacio es uno de los artistas más citados en el arte contemporáneo tucumano, aunque no se lo diga expresamente.

Diferentes autores han escrito sobre su obra y acciones, tiene su propio libro y demostró que podía ser un gran artista sin título y a tiempo completo; produjo una cisura en el arte en esta provincia; fue un outsider, tanto en su vida como en el arte.

Fue uno de los creadores del grupo Tenor Grasso y gran animador de la escena pop tucumana que luego se desarrollará. Al modo de Andy Warhol, hizo xilografías con las imágenes de Mirtha Legrand o Susana Giménez. Trabajó con distintos géneros y numerosas técnicas; objetos, grabados, pinturas, collages

Su obra tiene un carácter profundamente autorreferencial e intimista (todo un paradigma de los años 90).